OBRA EN EL CIBERESPACIO: EL MINISTERIO DE LA SOLEDAD
Recientemente, Beatriz Pérez Pereda (Tabasco, 1983) se coronó con el Premio Nacional de Poesía de los Juegos Florales de San Juan del Río, con su obra El ministerio de la soledad.
Anteriormente, tuve la oportunidad de entrevistar a Beatriz, por lo que aprovecho para reenviarlos, tras la lectura de estos poemas, a su entrevista (den clic en entrevista 😉).
El ministerio de la soledad es una obra que como toda su poesía se hilvana, como una filagrana reluciente, de una palabra cargada de significados, que devela, verso a verso, la condición humana contemporánea, la minucia incluso, de nuestros triunfos y nuestros dolores. En este poemario se explora la soledad, los actos humanos para solventarla, sobrellevarla, explorarla hasta la médula, y se dialoga con la plástica y sus creadores, sean Klimt o Hopper o Monet o Tamayo.
La poesía de Betty, como me ha dado por llamarla cuando interactuamos o cuando la pienso tras leerla, penetra el alma del lector cuidadoso, aquel que busca en la palabra escrita una verdad que ilumine nuestos senderos oscuros, reconforte nuestros miedos, pacifique nuestros desamores. Y salimos del poema trastocados por su luz silente, los gestos que dicen aquí hay vida a pesar de todo.
Beatriz ya es una poeta consagrada. La admiro porque siendo mi contemporánea tiene una voz que trasciende nuestra generación, porque trabaja con seriedad su materia prima, dice lo que debe decir, se posiciona sin ser estridente, pero deja que su verdad se transparente y se afiance.
Tiene dos libros de los que estoy fascinado y que ya son parte de mis lecturas de cabecera, ambos del 2022: Crónicas hacia Plutón y Persona no humana. A cada que alguien me pregunta si leo a mis colegas, le refiero estos dos libros que me parecen son los nuevos clásicos en la literatura mexicana.
Por eso me siento honrado de que Beatriz me permita, aquí en POIESIS, presentar cuatro poemas pertenecientes a su última obra. Y con ellos quiero invitarlos a todos a descubrir sus letras y a gritar al mundo de que tenemos a una de las mejores poetas del mundo en Tabasco, tejiendo su obra y legándola para la eternidad.
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El Ministerio de la Soledad
Beatriz Pérez Pereda
(Premio Nacional de Poesía de San Juan del Río 2025)
La soledad es cosa mía, resplandece en todo lo que amo.
Guillermo Fernández
2
Los solos
Los que viven en cuartos como botiquines
con lo mínimo para autocurarse
Los que comen de pie junto a estufas pequeñas
procurando no ensuciar trastes
Los que caminan a todos lados
llevando a cuestas sus mochilas y un silencio
Esos que duermen apilados como expedientes inconclusos
libros a los que alguien arrancó algunas hojas
Los que cuentan peldaños para calcular la eficacia de la caída
y en los puentes
lanzan objetos mientras acumulan los segundos hasta el impacto
con el aire contenido y el miedo
Los que no contestan las llamadas por temor a la desgracia
(en el teléfono de los solos nunca son prósperos mensajes)
Los que borran su nombre del buzón
para ir desapareciendo de a poco
y a la vista de todos
Los que despiertan de madrugada
encañonados por una ansiedad calibre 45
Nosotros
repito
los solos
7
En la publicación un hombre pide ayuda:
En la autopista detuvo su auto
sin importar los cláxones
ni los que siempre llevan prisa
que no disminuyeron la velocidad al pasar a su lado
Eran dos perros
dos pastores alemanes
caminando a un costado de la carretera
El perro más grande
probablemente el macho
con el hocico arreaba al otro perro más pequeño
presumiblemente una hembra
que insistía en desviarse hacia los carriles centrales
El hombre los subió a su carro
sabía que dejarlos significaría su muerte en unas horas
Luego del rescate
se dio cuenta de que la hembra es ciega
y que el macho la guiaba
para que no muriera atropellada
El hombre pide ayuda
no sabe qué hacer con la pareja
con el animal ciego
Leo la publicación
y entiendo que ahí hay un poema
sí
la bondad del hombre deteniendo el tránsito para salvarlos
sí
la inteligencia que apenas reconocemos en los animales
sí
el amor incondicional de esos dos perros
Sé que escribiré el poema
resaltando esas virtudes
Pero es otra la inquietud
que circular no abandona mi mente
no es el poema
que bien o mal aquí está
que ha sido sólo el pretexto
Es otra la angustia
otra la pregunta
que el poema quiere responder
que entumece mis manos
y va hurgando como un arador
en la piel de mi corazón
¿Alguna vez te han amado así?
Así como ese perro a sus compañera ciega
27
Si Edward Hopper me pintara
(o a cualquiera de nosotros: los solos)
qué vería en mí
con el pincel de qué número
haría los trazos circulares de mi soledad
con cuál color pintaría mi no-sonrisa
que siempre es a la mitad
indecisa
porque sabe
es un exceso sentirse a gusto con la vida a solas
Yo en realidad quisiera ser un cuadro de Monet
un nenúfar elegido por la luz
Ser el imposible verde que habita los jardines de Klimt
un verde que es como si de un árbol brotaran carcajadas
Pero no soy ese tipo de color ni de paisaje
y sé que me corresponde ser un Hopper
ese que pinta a los solos
a los vagabundos de cafetería
a los que siempre quieren escapar por una ventana
a los que se visten de vergüenza después del amor
los que somos una sombra atrapada en las cortinas
Yo quisiera ser un Klimt
un Monet
ese perro libre que aúlla a la luna en el cuadro de Tamayo
pero no
yo habito en los ojos de Edward
soy el personaje que da la espalda a los espectadores
mientras acaricia su taza de café
29
Me piden que vacíe mi casa
dicen que soy culpable de la horda de cucarachas
que va de cocina en cocina
Que esto no es un hogar
sino un refugio de ratas
y después vendrán plagas mayores
que es un desperdicio de espacio
en esta ciudad cada vez más pequeña
que no pertenezco aquí
donde las habitaciones están ocupadas por cuerpos
deseos
y no por cajas
ambiciones resentidas
papeles borrados por el tiempo
o envolturas que alguna vez contuvieron un trozo de dulzura
Ellos no entienden
que yo soy este acumular cosas
evidencia de épocas mejores
Que en otras formas de medir el tiempo
alguien me amó
y envió flores para celebrar mi ronda al sol
(este papel satinado y las rosas secas son la prueba)
Que me cubro de recuerdos
(porque la soledad es un frío asimilado
pero a pesar de eso
mi estómago tiene hambre
de preguntas simples como:
¿Tienes sed?
¿Hambre?
¿Te duele?)
como los que duermen bajo puentes
o en cualquier banca
y cubren su desamparo
con las noticias de las seis de la mañana
No entenderían que el peso de las tristes cosas sobre mí
adormece mi urgencia de caricias
Que no dejar espacio alguno entre cuarto y cuarto
pasillo y pasillo
techo y corazón
me ayuda a no pensar en lo que ahí debería de existir:
pasos pequeños
conversaciones muy cerca del cuello
noche serenada por una cerradura que se abre al amor
al encuentro
a una posibilidad
No entenderían que deshacerme de lo que llaman basura
sería mutilarme
arrancarme las uñas
dejarme desnuda
para que las hormigas vengan a devorarme
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