POÉTICAS PERSONALES: ALICIA MARES

 

A Alicia Mares la conocí en Twitter (@AliciaSkeltar) y me parece, si no me equivoco, como articulista (¿autómata?) de la fabulosa revista Penumbria.

Posteriormente, vi la oportunidad de adquirir su primer libro Cautivo de sombras, una novela de fantasía que he estado leyendo y que combina la vigilia con el sueño, la magia, los elfos y dragones y otros seres fantásticos venidos de otros mundos ficcionales. 

Hasta donde entiendo, Alicia comenzó esta historia con tan sólo catorce años y terminó el primer volumen entre los quince y dieciseís. Igualmente, tiene proyectada la continuación de esta historia en la forma de una saga multivolumen, siete o incluso nueve libros, que, como su admirado Tolkien, conformarán un mundo fantástico en toda la extensión.

El libro se abre, como todo libro de fantasía que se respete, con el mapa de este nuevo mundo: Delaïtha, y es tal la pasión de Alicia por los mapas que incluso le he visto, en un video, una carpeta repleta por mapas de su creación. Asimismo su imaginación no se frena ahí, pues también ha creado un alfabeto, lingua franca, de su mundo. 

Confieso que la apertura de la novela me pareció platónica, el mundo ideal, el de los sueños, y el mundo material, el de los reflejos, donde habitamos, y esa sola interpretación alocada del texto me propulsó a seguir leyendo en la semana que tuve de descanso en agosto. Fue una semana gozosa de adentrarme en un mundo ignoto donde una niña, Desari, asume la encomienda de rescatar a un elfo que no recuerda su nombre. Aventura y amor, un mundo que nos maravilla, que cautiva.

Ahora, Alicia, recién ha publicado un libro de cuentos en la editorial española Horror Vacui, Cocodrilario, que conjuga nueve cuentos habitados por bestias y quimeras. Este libro desde ya lo pongo en mi lista de próximas lecturas. 

Mientras, los invito a descubrir las letras de Alicia y les deseo, queridos amigos, que sus lecturas sean felices.

¿Cómo fue tu descubrimiento de la lectura y de los libros?

Muy tradicional, diría yo. Mi tía mi contaba cuentos de hadas antes de ir a dormir (los verdaderos, sin editar, en el cual la Sirenita moría y se hacía espuma, las gotas de sangre cantaban, las brujas bailaban gigas de violín hasta morir y las hermanastras de la Cenicienta se mutilaban el pie). Posteriormente, comencé por leer sagas de fantasía muy populares: Harry Potter, Eragon, La Brújula Dorada. En la adolescencia leí El Señor de los Anillos y Canción de y Hielo y Fuego, obras de Gaiman y Sanderson. Quizá por eso le tengo tanto cariño a la fantasía, a su potencial inabarcable para crear mundos que visitar, o estanques en donde sumergirme y verme reflejada. Siempre la defenderé.

 

¿Cuál dirías que fue la razón principal que te convirtió en lector?

Amaba viajar dentro de un viaje. Como en mi familia hacíamos viajes tan largos en carretera, de más de siete horas (pues íbamos de Ciudad de México a Veracruz, Villahermosa o Coatzacoalcos), y dado que siempre tuve el tremendo don de jamás marearme dentro del auto ¾aunque este traqueteara¾, los libros hacían que ese tiempo se diluyera, se difuminara como las nubes que dejábamas atrás mientras avanzábamos por la carretera.

No sentía tan pesado el viaje y, de vuelta, no sentía la tristeza del regreso.

Por supuesto, están las razones principales. Maravilla, frenesí y descubrimiento, salto hacia agujeros negros y visitas a otras constelaciones, mirar a un abismo que te mira de regreso, habitar otros mundos aunque solo fuera por un ratito.

 

¿Recuerdas qué te atrajo del primer libro leído por elección propia?

El misterio. Amaba la fantasía ¾de hecho, uno de los libros que solita elegí de una librería fue Un mago de Terramar¾, pero comenzaba a saberme un poco desabrida debido a que todo me lo decían de frente, tan explícito que no me permitía paladear el mundo y a sus personajes lo suficiente como para que yo lo averiguara sola.

Por eso, empecé a leer con avidez las novelas de Sherlock Holmes, así como los libros de Agatha Christie. Ella tenía una colección grandísima (de más de 60 libros), y me los regaló casi todos. Comencé a buscar más activamente el misterio porque ya no quería solamente viajar por nuevos mundos, sino aprender a desenmarañarlos y cartografiarlos también.

 

¿Tienes algún ritual/preferencia/técnica específica para leer?

Quisiera, pero usualmente no me da tiempo. Lo que más se aproxima a un ritual es prepararme una taza de té. Soy fanática de los tés y tisanas y me gusta probar nuevos sabores, aunque solo se me antojan en las tardes y noches.

Quizá sea por eso que mi momento más productivo de lectura es en las tardes, y el de escritura, por las noches. Una actividad inspira a la otra, esta alimenta a la anterior, y así armo un ciclo. Aunque el té es ocasional. Nunca encuentro una postura correcta y acabo dando vueltas por toda la casa; muero por un buen cojín o silla de lectura.

 

¿Qué lees ahora y qué te llevó a elegir dicho texto?

He comenzado a leer más ficción realista o de tintes autobiográficos (a veces memorias, de plano, como las de Joan Didion). Ahora estoy leyendo dos libros: Ceniza en la boca, de Brenda Navarro, y The Kindly Ones, uno de los volúmenes de The Sandman. El primero es un nuevo acercamiento al luto y a la vida como inmigrante en España ¾temas que me resultan muy familiares, aunque el primero lo tengo más encajado en la médula que el último¾; contiene prosa que fluye muy bien gracias a un lenguaje que me parece cercano, que a veces reluce con una reflexión acerca de la ausencia y la incertidumbre que sí calan.

Me tomo mi tiempo con el segundo. Gaiman entiende muy bien eso de construir un mundo habitable, donde puedas divagar, conversar en plena madrugada con los personajes. Esto, no obstante, a veces se traduce como una narrativa que vagabundea o una trama nebulosa. Pero así me gusta Gaiman, y también la nueva serie de The Sandman. Me gusta leer dos o tres libros al mismo tiempo; eso no me confunde, más bien le otorga más perspectiva a mi lectura de los otros.

Y en cuanto a Navarro, quiero leer más autoras mexicanas y que justo acaben de publicar títulos nuevos. Además, fui a la presentación del libro y lo tengo pendiente.

 

En tu formación como escritor, ¿qué libro/escritor ha tenido mayor influencia en tu obra y por qué?

Me debato entre muchos títulos. Nombraría a Tarantela, de Abril Castillo, por ayudarme a poner en palabras aquello que siento por un ser amado y perdido, cuya ausencia es huella en mi familia, por ser un libro que fue tanto refugio como consuelo, narración que no temía desnudarse y mostrar ternura y dolor.

Nombraría Las voladoras, de Mónica Ojeda, porque es un libro que ha impactado mucho a mi poética, a la oscuridad que se ramifica a través de ella, a la manera en que interactúo con lo fantástico y la manera en que esto se manifiesta en mi tierra.

Y también nombraría a la saga de Terramar, de Ursula K. Le Guin, por recordarme aquella magia de la literatura que me cautivó en un inicio: los mundos nuevos y vastos, habitables, que se sienten como un sueño a punto de partir después de despertar, por su prosa lúcida y que no se atiene a los cánones del género, por las decisiones como autora de Le Guin.

Igualmente, todo lo que escribieron Angela Carter y Margaret Atwood (que las sigo leyendo), me encanta, y lo releo, lo releo.

 

¿Cómo te decantaste por el género favorecido por ti a la hora de escribir?

Primero escribí fantasía, pura y llana, con las tierras distantes, los elfos y dragones, la magia y las profecías y conjuros. Así surgió mi primer libro, Cautivo de sombras. Todavía escribo fantasía.

Lentamente, fui probando otros géneros, como el realismo mágico (después de descubrir a Garro y Márquez), el terror (Blackwood, Machen, Lovecraft, Jackson), la ciencia ficción (con clásicos como Julio Verne, Asimov, Bradbury o Butler), el fantástico (Russell, Oyeyemi), y el Weird.

No sabría definir muy bien qué escribo ahora. Podría usar ficción especulativa como término paraguas, pero combino aspectos ritualísticos con Weird, ciencia ficción, un poco de terror y un poco de magia, una pizca de cuentos de hadas y relatos de fantasmas.

Quizá pueda pedir prestada esta cita de Angélica Gorodischer: “A mí la vida real no me interesa”. Lo cual es extraño, porque mi pérdida y mi luto son lo que más me anclan a la realidad, pero incluso escribiendo les transformo: mi hermano es fantasma, aparición, memoria, presencia, encarna otros personajes al prestarle su voz a un niño Selkie o a un mago de viento. Todos los que se han ido aparecen en alguno de mis cuentos, incluidos los gatos de infancia.

Sí. Incluso mi pérdida y mi luto están fuera de lo mimético, a pesar de la gravedad de sus circunstancias. Supongo que es mi manera de lidiar con ello.

 

¿Qué personaje literario ha marcado tu construcción de personajes y cómo ha sido eso?

Esta misma pregunta me hicieron antes de entrar al Máster, y no sabía qué responder. Cuando termino de leer, no retengo motivos, moralejas, cuestiones de carácter; ahora mismo no lo recuerdo. Los personajes que más se han quedado conmigo ¾y porque los vi después en una serie y un anime, respectivamente¾, fueron Geralt de Rivia y Tanjiro Kamado.

Sí, nombré a un personaje de un shonen para entrar al Máster, igual lo haré aquí. Ambos personajes son diametralmentes opuestos, en apariencia y carácter, pero tienen una vocación: luchan por una causa en la que creen y lo seguirán haciendo aunque la gente esté en contra o sientan que no están a la altura. Lo que importa es la vocación. Los gustos y disgustos que a veces da, pero que los da porque esta ahí sigue, vivita y coleando.

 

¿Cómo sucedió la escritura de tu primer texto?

Me habría atrevido a llamar a Cautivo de sombras mi primer texto, pero realmente no lo fue. Lo único que sé es que cuando estaba en 3º de primaria gané el concurso de cuento de la escuela por un texto que se llamaba Un paseo por las nubes.

No recuerdo muy bien qué escribí, solo lo que intenté transmitir: el tránsito por las nubes, el desapego hacia los problemas terrenales, la realidad onírica de alguien que siempre se acuerda de sus sueños y los confundía con la realidad. Mi abuelita todavía guarda ese texto.

Lo llamo el primero porque retiene una palabra e intención que todavía pervive en mis textos: lo onírico, sea un sueño o una pesadilla (quizá por eso me gusta tanto The Sandman).

 

Si pudieras reescribir tu primer texto, ¿qué harías diferente/igual y por qué?

Nada, es perfecto así como está, con todo y la carencia de trama y las faltas de ortografía. En cuanto a Cautivo de sombras, quizá metería más acción, menos explicaciones tan detalladas, le bajaría un poco al romance y desarrollaría más la complejidad del mundo. Me animaría a meter todas las muertes que quería meter (pues algunas las quité porque pensaba que la audiencia sería juvenil).

 

¿Tienes algún ritual/preferencia/técnica específica para escribir?

Suelo ponerme calcetines, pero es ocasional. Me parece muy romántica la idea de los rituales; sin embargo, nunca me ha salido alguna costumbre de forma “natural”.

Y, claro, suelo escribir más por las noches, por la calma que esta impone, desde que era niña. Hoy en día, elijo esta hora porque ya terminé de trabajar, aunque ya escribo menos porque me canso (soy redactora en una agencia, me la paso escribiendo y termino molida, con las manos entumecidas).

 

¿Cómo sucedió tu ingreso al mundo editorial?

Fue un trayecto con baches. Después de registrar mis primeras obras en INDAUTOR, la oficina que gestionó todo eso a mi nombre me recomendó una editorial, misma que sugirió un contrato de co-edición. Tardó mucho, se atrasó aun más con la pandemia, pero así apareció Cautivo de sombras a inicios de este año.

Estuve pendiente de otras editoriales que me gustaban, pero llevaban sin abrir su plazo de recepción de manuscritos unos cinco años, eran tan grandes que necesitas agente para entrar, o ya hasta habían quitado esa sección de la página web. Y para el colmo, nunca me he ganado un beca ni un concurso. Solo veía puertas cerradas.

Hasta que un día vi una editorial española, radicada en Cataluña, que se llama Horror Vacui, pidiendo manuscritos por Twitter. Su lema: Publicamos literatura monstruosa escrita por mujeres. Keep it feral, ladies.

No se diga más.

Pasé dos meses trabajando un manuscrito que, originalmente, era una colección de diez cuentos llamada Meteora. Algunos relatos llevaban años en el horno, los había trabajado en el Máster, y otro lo había terminado una semana antes.

Lo corregí, lo puse en formato, redacté la propuesta de publicación, todo (como me habían dicho en el Máster y en diversos talleres, así bien mona). Me senté y me mentalicé para esperar 6 meses o un año, o para recibir el silencio abismal típico de las editoriales. Ya me había acostumbrado a este (había enviado +50 manuscritos aproximadamente).

Me contestaron en una semana diciendo que les encantaba mi propuesta. En menos de un mes ya había firmado contrato y acordado anticipo, tirada, título y orden de los cuentos. Pasó un mes más de corrección, y luego ya estábamos afinando detalles y trabajando la portada. Todo el proceso tardó dos meses y medio, y yo sé que a veces un libro puede tardar años en salir a la luz, porque ya lo viví. Sigo asombrada de la velocidad de todo, de la minuciosidad de las personas en la editorial Horror Vacui, de su trato tan cordial. Sigo procesándolo.

Entonces: Cocodrilario es una colección de nueve cuentos que llega a las librerías de España este 28 de septiembre, y espero pronto pueda llegar a México. De todos modos, pienso volver a Barcelona a presentarlo. Hace rato que quiero volver.

 

¿Cómo imaginas el mundo de la edición en los siguientes años?

Siempre digo esto: más abierto. Con más validez (aunque no la necesito, pero quizá algunos lectores apreciarían ese empujón Ad Verecundiam), hacia las temáticas que trabajo, y que no solo sean “de género”. Como si este fuera un gato a tratar de manera despectiva, fingiendo que no nos preocupamos en cuanto se sube a un mueble, alza la cola o saca las zarpas.

 

Dadas las posibilidades editoriales futuras, ¿crees que tu propia obra tendrá un cambio sustancial en sus perspectivas/alcances?

Pienso que sí. En estos últimos años han surgido propuestas muy interesantes en México, que se dedican a lo fantástico, lo terrorífico o lo irreal; en fin, en todo aquello más allá de lo ordinario, como lo son Perla Ediciones, Casa Futura, Malabar, Odo Ediciones.

Son todas editoriales muy jóvenes, que han mostrado mucha apertura, nuevas maneras de experimentar libros¾ más allá de venderlos como novedades efímeras y ya. Estoy muy pendiente de todo lo que hacen y me encanta cómo conectan con su audiencia.

 

¿Cuál quisieras que fuera tu legado en la literatura?

Inspirar a más niñas a escribir, sobre lo fantástico, romántico y pesadillesco, sobre todo lo monstruoso que anida en la esquina de los sueños y la pérdida o lo que nos aféa. Escribir sobre la memoria que se nos va apenas despertamos. Más que nada, me gustaría ser refugio y consuelo de otras personas, su espacio seguro para crear fan art y fanfiction y playlists y pelearse en Twitter al discutir el lore que creé. Crear tantos mundos como sean posibles.

 

¿Qué le recomendarías a un autor que apenas comienza y que te ve como inspiración?

Disfruta de lo que lees y que nadie te convenza de lo contrario. No hay clásicos imperdibles, tú solamente lee lo que quieras. Inspírate en otro arte: música, series, videojuegos, pintura. Todo es válido. El arte se alimenta del arte, es caníbal por excelencia.

Y al escribir, no te deseperes. La disciplina es más importante que el talento; la talacha de trabajar y trabajar y pulir un texto hasta que lo odies, hasta que puedas mostrárselo a otras personas y recibir sus críticas y consejos, es vital.

No te rindas. Hay muchos atajos y gente con conexiones y amigos; no todos podemos publicar en Tierra Adentro o ganarnos la famosa beca. Lo que importa es que no te rindas, que disfrutes de tu vocación, que busques senderos y oportunidades de donde puedas. Que puedas apoyarte en el asiento de tu silla después de terminar un texto y decir: “Ya no puedo moverle nada más.”

Y luego, la paz de la siguiente hoja en blanco.


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