POÉTICAS PERSONALES: LAURA BAEZA

 


A Laura Baeza la descubrí por medio del taller que imparte Martín Solares. 

Dentro de dicho taller, además de la lectura crítica de los textos, se da la oportunidad de recibir, cada tanto, a autores consagrados para que nos platiquen un poco de la génesis de su obra, su proceso creativo y algunas otras cuestiones entorno a sus libros. Laura fue invitada para hablarnos de Época de cerezos.

El libro de cuentos, ganador de un premio nacional de narrativa, presenta diez textos entrelazados por la explosión de una planta nuclear y sus terribles consecuencias en los habitantes de las zonas aledañas. Esta deflagración radioactiva, que trastoca la naturaleza, la deforma, la contamina, altera también a los humanos y a sus relaciones, mutan en otros, una deshumanización que ya había comenzado desde antes y que se acelera tras ese suceso y que hace estallar a todas las violencias tan presentes en nuestra sociedad, sobre todo aquellas violencias que se ciernen sobre las mujeres. Así, los cuentos son un espejo de nuestros tiempos, un gobierno sobrepasado, las organizaciones delincuenciales, en particular el narcotráfico, que imperan en todos los estratos sociales, las desapariciones, la trata. Algo que tiene de destacable es que si bien la prosa es directa, generan una atmósfera enrarecida que va, cuento tras cuento, generando un paisaje donde los pequeños detalles se van hilvanando y nos permiten adentrarnos cada vez más profundamente en esa oquedad oscura, iluminada por esa tenue luz como hilo conductor. 

El tema de la violencia Laura lo retoma en su más reciente libro, la novela Niebla ardiente, donde la protagonista emprende el éxodo tras el asesinato de su hermana. 

La novela también pone en juego el flagelo de las enfermedades mentales, la afectación que tienen no sólo en quienes la padecen sino en la familia inmediata y extendida, la trata de personas, el periodismo de investigación y las organizaciones de búsqueda de las personas desaparecidas en el país de las fosas sin marca. Como en sus cuentos, la prosa es límpida y permite que uno se pierda en la lectura sin dificultades. 

Por otro lado, Laura es una violinista consagrada, aunque tengo entendido que ahora la escritura ocupa casi la totalidad de sus días y labores. 

Recomiendo también su otro libro, Ensayo de orquesta, con el que ganó el Premio de Cuento Breve Julio Torri, que me parece tiene una estructura muy interesante: la narración es contada desde las distintas perspectivas de las secciones de una orquesta. Un libro que fascina a los melómanos y músicos por igual. 

Que sus lecturas sean felices.

¿Cómo fue tu descubrimiento de la lectura y de los libros?

En la casa donde viví mi primera infancia, hasta los ocho años, no había libros, así que comencé a leer con revistas y creo que algunos periódicos. Después, un par de ejemplares que andaban por ahí, se convirtieron en mis lecturas de siempre. Un poco más grande me acerqué a las bibliotecas, principalmente a la pública de la DGB, y desde ahí me convertí en una lectora asidua.

  

¿Cuál dirías que fue la razón principal que te convirtió en lector?

Desde pequeña me encantaba crear historias, siempre. No digo que fuese una niña mentirosa, al contrario, me gustaba fabular con las posibilidades de algo más. Cuando comencé a leer literatura me maravillé, vi en los libros una posibilidad de seguir con mis fantasías y conocer las de otros.

 

¿Recuerdas qué te atrajo del primer libro leído por elección propia?

Supongo que la curiosidad de acercarme a algo nuevo. Como dije, no crecí rodeada de niños, ni de literatura infantil, por lo tanto, portadas e ilustraciones no definían mi interés, sino la posibilidad de hallar un libro, cualquiera.

 

¿Tienes algún ritual/preferencia/técnica específica para leer?

Ninguno en específico, pero paso mucho tiempo en casa, así que suelo leer en la sala o la habitación; a veces leo en el transporte público, nunca en cafeterías o bares, jamás con música.

 

¿Qué lees ahora y qué te llevó a elegir dicho texto?

Releo la obra de Bolaño, estoy con Amuleto. De unos años a la fecha leo 70% autoras, pero estoy revisando detalles que me gustan de Bolaño y lo combino con mi lista de autoras nuevas y de cabecera.

 

En tu formación como escritor, ¿qué libro/escritor ha tenido mayor influencia en tu obra y por qué?

Cuando mi mamá me regaló Momo y La historia interminable, esas novelas me hicieron ver que se puede vivir de escribir libros. Siempre quise escribir, desde niña, pero hasta entonces, a los 12 o 13 años, lo vi como una posibilidad de profesión, la única que me interesaría entonces.

 

¿Cómo te decantaste por el género favorecido por ti a la hora de escribir?

Soy una persona de ficción, pienso en ficción y no en poesía o ensayo.

 

¿Qué personaje literario ha marcado tu construcción de personajes y cómo ha sido eso?

Creo que no hay uno en particular, aunque recuerdo muchos, pero no hay uno que me determine como escritora, más bien tomo lo que me interesa de los que me llaman la atención, que pueden ser muchos antes de intentar escribir algo propio.

 

¿Cómo sucedió la escritura de tu primer texto?

Era muy pequeña y me gustaba crear historias, de todo tipo, quizá por mi edad y contexto me inclinaba más por la fantasía. No recuerdo exactamente cómo pero seguro fue algo bueno porque aquí sigo.

 

Si pudieras reescribir tu primer texto, ¿qué harías diferente/igual y por qué?

Absolutamente nada. Si sucedió así y funcionó, no le movería nada a ese texto incipiente.

 

¿Tienes algún ritual/preferencia/técnica específica para escribir?

No leer a nadie. Cuando me doy espacio de semanas para escribir algo propio, no leo a nadie ni veo cine ni hago nada intelectual, todo eso lo cultivo antes o después. Solo somos mi computadora y yo.

 

¿Cómo sucedió tu ingreso al mundo editorial?

Comencé asistiendo a editores de ficción y eso me abrió los ojos a una forma distinta de entender la literatura, desde la creación hasta lo que llega a los ojos de los lectores. Sin ese acercamiento no comprendería mucho de lo que hago ahora.

 

¿Cómo imaginas el mundo de la edición en los siguientes años?

Hay que dejar de pensar en el apocalipsis del libro. Se va a seguir haciendo literatura, se democratizará cada vez más su distribución, el libro no morirá, no ha muerto, se hacen esfuerzos creativos impresionantes para darle impulso a la palabra y hay que aprovecharlos.

 

Dadas las posibilidades editoriales futuras, ¿crees que tu propia obra tendrá un cambio sustancial en sus perspectivas/alcances?

Cualquiera diría que sí, pero no soy tan optimista, somos muchos autores y no todos podemos ser Joyce.

 

¿Cuál quisieras que fuera tu legado en la literatura?

Sería muy romántico pensar en un legado, más bien, creo que disfruto hoy lo que hago y, si sucede algo después, ya no me tocará verlo.

 

¿Qué le recomendarías a un autor que apenas comienza y que te ve como inspiración?

Le daría las gracias por leerme, pero las inspiraciones solo sirven para movernos un poco. Le aconsejaría que hallara su propio estilo, sin complacencias, a menos que su interés vaya por otro lado. Que sea crítico pero no sumiso a la agenda del día, y que si escribir hará que viva en un hueco de dolor constante que lo tendrá al borde del llanto y la desesperación, hay profesiones más amables y mejor remuneradas.


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