POÉTICAS PERSONALES: VÍCTOR PARRA AVELLANEDA
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¿Cómo fue tu
descubrimiento de la lectura y de los libros?
Creo que, sin
duda, está ligado a las imágenes y a la música. Tanto imágenes del cine de
ciencia ficción, como las imágenes de libros e imágenes del arte.
Todo esto se lo
debo a mis padres y mi abuelo. Mi madre es artista y mi padre es ingeniero
civil. A ambos siempre les ha gustado la ciencia y el arte, por lo que en mi
casa siempre ha habido libros de divulgación científica y de arte; de estas
ciencias, la astronomía es el tema que a ellos dos los hizo conocerse. No es
raro que en mi casa mis padres hablen de estrellas, galaxias o agujeros negros;
ha sido para mí algo tan común que me ha acompañado toda mi vida.
Al inicio,
cuando no sabía leer, me gustaba ver las ilustraciones de los libros de arte de
mi mamá, ver, por ejemplo, los mundos extraños de El Bosco, de Dalí o de Goya.
Me gustaba imaginarme cómo sería estar ahí, cómo sería el mundo si fuera como
estaba retratado en esas pinturas. También, por parte de mi papá, él tenía unas
revistas de dinosaurios con muchas ilustraciones que yo miraba días con día,
con lo que inició mi gusto por los dinosaurios (algo que muchos hemos tenido,
quiero suponer). Y pasó lo mismo que con los libros de arte de mi mamá; me
imaginaba cómo sería estar en un mundo con criaturas que no existen.
También me
quedaba hipnotizado ante las imágenes de estrellas y nebulosas de libros de
astronomía. Para mí eran como una especie de cuadro celestial, abstracto e
inquietante.
Por otra parte,
mi abuelo fue médico y tenía una gran biblioteca personal con gran cantidad de
volúmenes de anatomía del cuerpo humano que a mí me gustaba hojear.
Así mismo, mi
madre siempre ha sido entusiasta del cine de ciencia ficción, así que mi
interés por este género inició desde ahí; así mismo, recuerdo verla pintar
obras de género fantástico así que también, desde pequeño, he asimilado lo
especulativo de manera natural.
Paralelamente,
mi interés por los dinosaurios pasó de esos libros de imágenes a documentales
como Caminando entre dinosaurios de la BBC (el cual creo que
es la mejor obra audiovisual que se ha hecho sobre dinosaurios), el cual me
marcó muchísimo. De estas imágenes cinematográficas pasé a la escrita. Tenía
curiosidad en saber cómo era la ciencia ficción y la ciencia en palabras. Así
que leí Los viajes de Guilliver porque recién había visto una
miniserie de 1994 (también de la BBC y muy buena, por cierto), que me gustó
mucho. De esa lectura sentí como un contagio por leer otras
cosas. Leí otros libros, realistas, y descubrí que no era un género para mí, ya
que no me gustaba para nada. A mí lo que me atraía era lo científico y lo que
entraba de lleno en la ficción especulativa.
Creo que
ocurrió una interesante sinergia entre el arte, los dinosaurios y la anatomía
humana. La ciencia ficción me permitía explorar estas tres realidades e incluso
juntarla. ¿Cómo serán animales que no existen?, ¿Cómo será la biología de seres
fantásticos?, ¿Cómo sería vida en un mundo así?
¿Cuál dirías
que fue la razón principal que te convirtió en lector?
Creo que es una
curiosidad que siempre he tenido por conocer cosas extrañas, a veces
perturbadoras y que me permiten contrastar entre mi realidad y la realidad
fantástica. En lo personal, soy una persona que disfruta más de la literatura
de ideas o más conceptual, que aquella que es más emocional o dramática. Con
los dinosaurios pasaba eso, yo sentía que los libros eran una especie de
ventana que permitía ver un mundo que ya no existía; con la ciencia ficción
siento algo así. Que uno puede ver a través de ventanas hacia realidades que no
existen, pero que no están lejos de la nuestra.
Y bueno,
también que, encontré una mayor cantidad de obras imaginativas en la literatura
que en el cine. Obras que, por su extensión o por lo complicado que podría ser
adaptarlas, aun no existen películas.
Así que,
encontré en la literatura una mayor oferta creativa y de exploración de
conceptos, mundos y personajes.
¿Recuerdas qué
te atrajo del primer libro leído por elección propia?
Recuerdo haber
visto una adaptación de la BBC de Los viajes de Gulliver, que,
lejos de ser la típica adaptación infantilizada (como la de Jack Black),
mostraba una historia más oscura y crítica desde el aspecto social. Eso me
llamó la atención, sobre todo porque tenía entendido que Gulliver era una
historia para niños, pero terminó siendo algo totalmente distinto. Lo que más
me gustó es que pude notar que en la literatura se puede ser mucho más crítico
y hasta crudo que en lo audiovisual. En lo personal, no me gustan las obras que
son ñoñas o cursis, como la mayoría de las películas de Disney, que llegan a
maquillar la realidad, así que, encontrar esto en la literatura me animó
bastante. La posibilidad de encontrar historias más crudas, más creativas y
críticas.
¿Tienes algún
ritual/preferencia/técnica específica para leer?
Leo cuando
quiero leer. A veces quiero leer más ficción que divulgación científica y otras
veces es al revés. Como la divulgación científica describe la realidad y el
tono literario de la ciencia es más expositivo que narrativo, en lo personal
siento que es más fácil leer divulgación que ficción porque se trata solamente
de una secuencia bien definida de cómo debe presentarse un texto; contario a la
literatura de ficción o la poesía, donde hay más experimentación y la obra se
torna más personal. Por lo tanto, me gusta leer ficción cuando en verdad es
algo que quiero, y cuando me siento cansado o demasiado agotado para seguir el
ritmo de una narración, la no ficción me parece que es una buena manera de
seguir leyendo sin descuidar el hábito de leer. Es, por así decirlo, más
analítica.
Aunque, a decir
verdad, mi manera de leer es por intereses. Por lo general tengo varios libros
que estoy leyendo en simultáneo, ya que la lectura de un solo libro puede
llegar a agotarme, entonces prefiero variar; sobre todo cuando el libro no me
termina de gustar o hay algo que me hace sentir más agotado.
A veces no pasa
eso, y puedo leerme un libro, no importa qué tan extenso sea, de un tirón. Como
me paso con Las aventuras del buen soldado Svekj, o La
guerra de las salamandras. En otras ocasiones, me ha pasado qué con
libros muy pequeños, no puedo seguir el ritmo y lo dejo.
¿Qué lees ahora
y qué te llevó a elegir dicho texto?
Actualmente
estoy leyendo varios libros al mismo tiempo, como lo mencioné en la pregunta
anterior. Leo cada uno cuando pienso que estoy en mi momento de asimilar el
tono que tiene cada título.
Tengo en
pausa It de Stephen King, porque últimamente me ha gustado la
literatura de terror y horror cósmico; Soy un gato, de Natuke
Soseki, porque es satírico y me gusta la premisa de esa obra; El sexto
sentido y otros relatos extraordinarios, de Amado Nervo, porque me gusta
cómo este autor mezcla cierto lenguaje poético con sus narraciones
imaginativas; e Historias desaforadas, de Alfonso
Bioy Casares, porque me gustaron mucho sus otras obras como La
invención de Morel y Dormir al sol, aunque a decir verdad,
me gusta más el Bioy Casares de novelas que de cuentos.
También,
actualmente estoy leyendo de manera constante El emperador de todos los
males, un libro de divulgación científica que habla sobre la historia
del cáncer. La razón de elegir este título es que recientemente escribí un
ensayo científico sobre el origen de la vida y evolución para mi universidad, y
en el momento de escribirlo y revisar bibliografía, me entró la inquietud por
leer más divulgación para estudiar la manera de comunicar ciencia sin usar un
lenguaje tan rebuscado. Y, elegí este libro, porque precisamente habla de un
tema tan complejo como lo es el cáncer, empleando un lenguaje muy ameno, que
raya entre lo literario y lo científico. Es, de alguna forma, como una
biografía novelada del cáncer. Además, me interesa mucho la escritura enfocada
en la divulgación científica; actualmente tengo un proyecto de divulgación en
Facebook llamado Mimivirus que ha tenido buena recepción, donde suelo postear
notas divulgativas, en un lenguaje sencillo, sobre temas de virus. Entonces,
esto para mí es como un estudio de caso sobre la manera de escribir ciencia y,
pues, tengo este y otros libros en la lista para leer y estudiar los estilos
existentes de la comunicación científica, que es uno de los temas que más me
interesan.
En tu formación
como escritor, ¿qué libro/escritor ha tenido mayor influencia en tu obra y por
qué?
Me es difícil
mencionar un solo libro, ya que creo que en cada etapa diferentes obras nos
abren la mente dependiendo de la edad. Así que mencionaré los que me han
marcado más.
Creo que el más
importante ha sido Los viajes de Gulliver, porque fue el
primer libro que elegí por gusto, a los 9 años, y que terminé en algunos meses.
Después de leerlo sentí como que algo se me contagiaba del autor, esa manera de
hablar y colocar en una historia situaciones extrañas, además del uso del
lenguaje más rebuscado y saturado en detalles. Por lo que me animó a escribir
mis primeros relatos, los cuales eran de corte fantástico.
El segundo, el
que yo creo que marcó también fue El Quijote. Recuerdo que fue un
libro al que le tenía muchas ganas durante más de 5 años, pero nunca pude
comprarlo. Hasta que un día me lo compré y lo devoré en un verano. De ahí,
descubrí que me gusta la literatura satírica. Y creo que le debo mucho al
Quijote ya que esa manera de exagerar situaciones y tomar todo en son de sátira
está presente en mi novela El intrigante caso de Locostein. Lo que
más me gustó del Quijote y de Cervantes en general, es que no se callaba nada.
En plena Inquisición, burlarse abiertamente de los curas, de los poetas, de los
escritores, de los traductores y de la iglesia, es algo que solo un valiente
haría. Creo que, de todos los escritores barrocos, Cervantes es el que mejor se
desarrolló en prosa, a mi consideración. Además, una cosa que me marcó mucho
fueron los juegos de metaficción y rompimientos de la cuarta pared que hacía
consigo mismo y con sus propios personajes.
Otro de los
libros que definitivamente me marcó, recientemente, fue Solaris, de
Stanislaw Lem. El cuál es mi libro de ficción especulativa favorito por mucho.
Este lo leí a mediados de mi carrera. Me marcó mucho por la habilidad de Lem de
explorar cuestiones filosóficas como lo es la limitación del conocimiento
humano, así como el imaginarse biologías extraterrestres tan diferentes a como
lo retrata habitualmente la ciencia ficción. Una obra que se enfrenta a algo un
humano y que resulta, desde mi punto de vista, perturbadora.
En particular,
no podría decir que este es un libro, sino más bien un relato largo, me refiero
a Los sauces de Algernon Blackwood, el cual me pareció un
texto bellísimo y aterrador al mismo tiempo. Me marcó significativamente porque
fue el primer texto con el que puedo decir que he sentido terror o miedo. Me
gustó la manera en que el autor logró plasmar al mismo tiempo una belleza casi
lírica del lenguaje junto a una historia inquietante y aterradora. Hasta ahora
es mi relato favorito de cualquier género; obviamente, más por razones
personales que por razones objetivas.
¿Cómo te decantaste
por el género favorecido por ti a la hora de escribir?
Creo que porque
me hace sentir como un niño todavía; como que estoy jugando. Recuerdo que mis
primeros textos eran de corte fantástico y satírico. Siempre me he sentido
cómodo escribiendo de esa manera, además, al tratar de escribir historias
realistas, siempre he encontrado la frustración. No puedo simplemente. Lo que
me gusta de la ciencia ficción y de la ficción especulativa en general, es que
me ha permitido experimentar con mundos imaginarios. Hacerlos explotar y
cambiarles de color, como si fueran sustancias químicas. A mí me gusta eso, y
pienso que es una libertad creativa que no tiene la ficción mimética.
Siento que, con
la ciencia ficción y en general, con la ficción especulativa, encuentro
historias que en verdad me gustaría leer. La ficción mimética no me ofrece lo
mismo. He leído a grandes autores como Carver, pero aun así reconozco que no
terminan de atraer toda mi atención. Simplemente, el realismo no es algo que me
guste ni me interese; tampoco el drama o lo emocional.
¿Qué personaje
literario ha marcado tu construcción de personajes y cómo ha sido eso?
Creo que ha
sido Sancho Panza en el Quijote. En él vi una transformación de alguien crítico
a alguien que termina ingenuo. Igual con el Quijote, quien termina invirtiendo
su condición de ingenuo a la de un escéptico. Pero creo que, Sancho es uno de
mis personajes favoritos o los que más recuerdo. Otro personaje es Wilson
de 1984; en este caso, su desarrollo es directamente encaminado
hacia el colapso total de su persona y humanidad. Creo que es uno de los
mejores perfiles que he leído. Otro, creo yo, que recientemente me ha
cautivado, es monstruo creado por el doctor Víktor Frankenstein, de
Mary Shelley. El monstruo es alguien elocuente, alguien que tiene ganas de
recibir amor por parte de la humanidad, pero termina rechazado y desarrollando
rencor y deseo de venganza. Es un personaje que logra producir consternación
por su lado bondadoso y su faceta violenta.
¿Cómo sucedió
la escritura de tu primer texto?
Recuerdo que mi
primer texto como tal fue prácticamente una paráfrasis de un documental de
dinosaurios, así que en él lo que hice fue solo describir que estaba mirando
dinosaurios en su entorno. Tenía 7 años, así que fue un texto muy breve y con
muchos fallos de ortografía. Después, como a los 9 escribí un cuento de género
fantástico en donde Hernán Cortés se encontraba con una ciudad flotante en el
triángulo de las Bermudas, había portales en el tiempo, dinosaurios y hasta
hechiceros. Otro texto (también de mi infancia) trataba sobre una invasión de
extraterrestres cuyo único objetivo era la compra de toda la producción de
jamón ibérico de la Tierra porque habían viajado desde muy lejos para hacerse
unos emparedados. Estos fueron como tal mis primeros textos que, los hice por
diversión. Aun no sabía de la existencia de revistas literarias ni que
existiera un mundo editorial y de escritores como tal.
Pero, si
hablamos de mi primer texto como tal, ya un texto serio, podría
decir que el primero que publiqué era un microrrelato de apenas 120 páginas
sobre el trayecto de un alma hacia el inicio del universo, al big bang,
y como la luz de esa gran explosión era en realidad la luz final que veían la
gente al morir; por lo que la historia trataba de eso, que las almas se
reciclan y vuelven al principio del tiempo y reencarnan en algún otro organismo
del futuro. Este lo publiqué a los 19 años en La Sirena Varada y
podría decirse que fue el inicio de mi carrera de escritor como tal. Llevo ya
casi 3 años desde la publicación de ese cuento y en todo ese tiempo he cambiado
muchísimo en mi manera de escribir.
Si pudieras
reescribir tu primer texto, ¿qué harías diferente/igual y por qué?
Hablando con
mis textos primerizos, el de los extraterrestres que invaden la Tierra por el
jamón ibérico, creo que lo extendería para hacerlo un relato largo de corte
satírico. Lo haría porque creo que la premisa tiene ese absurdo demencial que
tanto me encanta leer. Quizás con un buen trabajo de edición, pueda rescatar
esta idea y convertirla en una novela hilarante.
Sobre mi primer
texto publicado en una revista, creo que no cambiaría nada. Fue un texto de
apenas 120 palabras. Releyéndolo creo que está bien como está. Y es que está ya
tan reducido que me parece que no lo sobra ni falta.
¿Tienes algún
ritual/preferencia/técnica específica para escribir?
Siempre escribo
secuencialmente. Del inicio al final del relato. No me gusta empezar un relato
a la mitad o escribiendo el final. Yo, francamente, en algunos casos llego a
improvisar, sobre todo en mis relatos satíricos. En los relatos más serios,
tengo una idea general, algo así como: ¿qué pasaría si los delincuentes
secuestraran la mente de la gente? Y ya me voy imaginando la
tecnología para eso y luego, hasta el final, cómo encajar eso con una historia.
La mayoría de mis relatos actuales inician con una pregunta. Por ejemplo, mi
último cuento publicado, El bosque se apaga, que aparece en Sci:FdI de
la Complutense de Madrid, trata sobre un planeta donde todas las criaturas
vivas son de fuego. Entonces, mi pregunta ahí fue: ¿Y si el agua fuera
como el fuego?, ¿Y su nosotros fuéramos de fuego? Y también surgió de
un interés por las catástrofes ambientales referentes a los incendios que cada
vez más ocurren en el país.
Pero, si
hablamos de rituales; la verdad es que no tengo uno. Escribo cuando me siento
inspirado o cuando creo que puedo hacer un buen inicio de una trama que me
lleve a un lugar. Si no es así, dejo la idea descansar, días, semanas o meses,
hasta que logro darle un curso decente.
Por ejemplo,
recuerdo que uno de mis textos, La otredad, un cuento que también
aparece en Sci:FdI, tuvo alrededor de 8 versiones antes de la
definitiva. Recuerdo también que tardé aproximadamente 10 meses para
escribirlo. Me pasa que, con ciertas premisas para cuento, mi forma de trabajar
habitual no está a la altura de la ejecución. Por lo que me concentro en otras
cosas.
Lo fundamental
para mí es no forzarme; porque las veces que lo he hecho terminé abandonando lo
que estaba haciendo.
Una vez, Daniel
Centeno comparaba esto con una pizza. Si uno la hace apresurado, aunque sea con
los mejores ingredientes, lo más probable es que esa pizza resultará en una
aberración incomible. Lo ideal es, hacer las cosas con calma, y disfrutar del
proceso.
En mis primeros
dos años escribiendo y publicando, hacía cuentos muy seguido y publicaba
frecuentemente. Digamos que un cuento cada mes y a veces hasta dos. Pero, me di
cuenta que eso es desgastante, o por lo menos para mí. Además, que en ese
tiempo mis textos eran muy cortos, máximo 5 páginas. Y bueno, que creo que uno
cambia de forma de trabajo a cómo se sienta.
Un cuento corto
no ofrece la misma libertad en cuando a profundizar el ambiente, los
personajes, los conceptos e incluso el ritmo temporal que se está manejando. Es
como hacer un gran dibujo o una pintura. Se convierte en todo un ejercicio de
meditación en el que uno termina elaborando la arquitectura de un paisaje.
Mientras que, con un cuento breve, considero que todo debe ser extremadamente
condensado y extremadamente puntual.
Es cierto que
el cuento gana por K.O. pero también creo que esa idea del cuento como una
pequeña píldora explosiva queda ya muy atrás. El cuento tiene tantas
definiciones y tantos defensores como detractores de esas definiciones. Por
ejemplo, los cuentos de Ted Chiang en Estados Unidos son como tales cuentos;
mientras que en México son noveletas o ya de por sí novelas cortas. Hay otros
que dicen que cuento es aquella narración breve de entre 1 a 10 páginas, etc...
Creo que, una
de las cosas que me planteo al escribir, es precisamente olvidarme de estas
definiciones limitantes y escribir lo que se me dé la gana y olvidarme de una
extensión máxima. Es, hasta donde legue y resista.
¿Cómo sucedió
tu ingreso al mundo editorial?
Cierto día
pensé que tenía un texto decente para publicar (todos tenemos ese momento en
que creemos que nuestra obra podría ser relevante y, la mayor parte del tiempo,
es intrascendente); así que me puse a buscar revistas literarias. Recuerdo que
una que me gustó mucho a primera vista fue La Sirena Varada, que
ahora está extinta, pero que en aquellos tiempos (hablo de hace 3 años), era un
referente en la literatura fantástica online en español. Era una de las que
tenía mayores seguidores y mandé un texto que me fue publicado ahí. Luego,
terminé publicando otros dos cuentos de 4 páginas y finalmente mi novela (y
único libro publicado hasta la fecha).
Ya después de
ahí, fui descubriendo otras revistas y fui publicando otros de mis textos.
También conocí a muchos escritores, algunos de los cuales se han convertido en
grandes amigos como Daniela L. Guzmán y Daniel Centeno; con quien tengo el gran
gusto de poder co-editar la revista Primero Sueño.
¿Cómo imaginas
el mundo de la edición en los siguientes años?
No creo que
cambie mucho. Las grandes editoriales tienen mucho poder y dudo que en las siguientes
décadas exista un cambio significativo que las termine por extinguir. Es lo
mismo que pensar si los bancos se extinguirán, cuando tienen existiendo cientos
de años; al igual que los hospitales. En cuanto a autores noveles y editoriales
más pequeñas, creo que existen varios modelos que están en la actualidad en
boga, como el fondeo por plataformas como Kickstarter o el sistema de
suscripciones. También hay otras propuestas como impresoras en librerías que
dan al comprador su libro deseado, que no es más que la impresión bajo demanda
que algunas plataformas como Amazon están implementando y popularizando.
Creo que más
que desaparecer, se sumarán otros sistemas en los que el consumidor y el autor
tendrán más opciones de interactuar.
Como tal, la
auto-publicación no es algo del otro mundo ni es algo realmente nuevo. Ya en el
renacimiento las imprentas accedían a la publicación de obras, algunas
anónimas, si el autor llevaba el capital suficiente para pagar la impresión. Un
ejemplo es el libro de memorias de Jerónimo de Pasamente que cita Miguel de
Cervantes en el Quijote y que fue de hecho, una auto-publicación de la época.
Ahora, con la
masificación editorial y el cada vez más sencillo acceso a un proceso editorial
de calidad, pienso que tenemos muchas opciones como escritores para dar a
conocer nuestra obra. Un ejemplo son las revistas literarias, antologías y por
supuesto, la auto-publicación de volúmenes enteros.
Ahora bien, un
gran reto para esto es lidiar con la competitividad en cuanto al alcance que
tienen las grane editoriales. Un gran capital económico significa mayor
posibilidad de gestionar redes, marketing y un público objetivo. Aunque, a
decir verdad, eso tampoco es imposible para autores noveles.
Dadas las
posibilidades editoriales futuras, ¿crees que tu propia obra tendrá un cambio
sustancial en sus perspectivas/alcances?
La verdad
desconozco si mi obra logre tener algo de interés para un público, y desconozco
si actualmente exista como tal un público (sobre todo, personas no escritoras)
que se interesen en lo que escribo. Lo que sí sé, es que si mi escritura cambia
será por mis intereses y por mis inquietudes al momento de plasmar ideas. No
tengo los mismos intereses que cuando era niño o como los de hace 3 años.
Lo que sí sé,
es que actualmente me encuentro en una etapa de pausa, donde tengo varias
ideas, pero no he escrito absolutamente nada sustancioso desde hace más de 8
meses. He escrito, por así decirlo, un par de divertimentos, y ensayo (ensayo
científico, por ejemplo). Estas ideas que están en pausa, siento yo, me exigen
mayor concentración, mayor energía y mayor motivación; cosas que actualmente no
tengo y por las cuales no he conseguido plasmas estas premisas como quisiera.
Actualmente, parte de esas premisas tienen que ver con el horror hacia la
naturaleza, un tema que he encontrado en libros como Solaris, Aniquilación o Los
sauces. Uno de los temas que más me afectan es lo ambiental; francamente me
deprime y me causa al mismo tiempo una sensación de horror; así que, tengo
contemplado hablar de ello en el futuro en mis relatos.
No descarto la
auto-publicación para dar a conocer mis obras a un público reducido, como mis
amigos y colegas lectores; y para dar terminadas etapas de escritura, es decir,
dejar de tener acumulados textos que he producido durante años. Creo que, el
papel, aunque sea auto-publicado, es una manera de legitimar esas obras y
dejarlas en paz y dejarse en paz uno también.
¿Cuál quisieras
que fuera tu legado en la literatura?
Yo siento que
si llego a dejar algún legado podría ser más en la divulgación científica que
en la ficción. Con la ficción siempre hay corrientes, modas o ideas artísticas
que se ponen en boga y determinan si cierta obra o no está dentro de lo que se
suele leer en el momento. Además, como escritor de ficción, uno puede tener una
buena obra y luego tener muchas malas. A veces se repiten vicios al narrar que
terminan cansando al lector. Creo que al creador de ficciones se le exige mucho
más que al que solo divulga.
Yo pienso que
la divulgación científica no está tan enfrascada en corrientes de escritura y
tampoco está bajo el foco de la exigencia en cuanto a la originalidad, de
encontrar una nueva forma novedosa y revolucionaria de contar historias. Un
ensayo tiene su estructura definida que muchos autores repiten. Un texto de
divulgación también. Realmente, yo no noto mucha variación o tanta
experimentación como en la literatura ficcional. Si un texto de divulgación
logra comunicar eficientemente una idea compleja, cumple su objetivo y, por su
utilidad comunicadora, resulta (desde mi punto de vista), más redituable que el
texto literario enfocado en la prosa o poesía.
Crudamente, yo
pienso que, al día de hoy, a los textos de divulgación científica si se los lee
de verdad por la utilidad práctica y pedagógica que hay intrínsecamente en
ellos. Mientras que a los textos de ficción se los lee en menor medida; ya sea
por la corriente o moda en boga, o por las limitaciones del contexto
sociocultural del autor. Como ejemplo, yo soy de Nayarit, un estado de México,
donde lo que más se lee es poesía y relatos referentes a leyendas del folclor
local. La ciencia ficción es un asunto casi desconocido que resulta hasta
cierto punto incompatible con esa relación de tradición hacia las leyendas.
¿Qué le
recomendarías a un autor que apenas comienza y que te ve como inspiración?
Algo que muchos
otros recomiendan: no apresurarse por publicar.
Otro consejo es
escribir lo que se quiera, lo que venga a la gana.
Eso sí,
considero importante (por no decir, fundamental), encontrar personas con los
que se puedan intercambiar textos, críticas, retroalimentación y todo lo que
venga de la mano de una opinión sincera y respetuosa al texto.
Ojo, que es
importante saber diferenciar de una crítica las cosas que realmente ayudan al
texto y las que terminan por perjudicarlos. Habrá personas que serán muy
críticos-destructivos y otros que sabrán ver el potencial del texto.
Al final, uno
sabe y siente si el texto que se ha escrito es bueno o no. No se trata de
satisfacer el gusto de otros, sino satisfacernos a nosotros. Por ejemplo, si a
nosotros nos gusta cocinar pizzas porque nos gustan, haremos la pizza de
acuerdo a nuestras necesidades y deseos. Cuando compartimos esa pizza con otras
personas, pueden no gustarle esta clase de comida. Al igual que a nosotros no
nos puede gustar lo que a ellos.
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