POÉTICAS PERSONALES: ALMA MANCILLA
Alma Mancilla, me parece, se está convirtiendo en una de las autoras estrellas de la literatura mexicana. Aunque suele ser etiquetada como una autora dentro del horror, el weird, lo raro y excéntrico, lo espeluznante incluso, yo creo que sus textos trascienden estas etiqueta y nos muestran el lado oscuro de la humanidad, aquello que subyace justo detrás de la máscara de la normalidad.
Nació a los pies del Xinantécatl, en la Toluca bella y fría, aunque ya no tanto, y ganó el primer lugar en el V Concurso Nacional de Poesía y Cuento Benemérito de las Américas 2001, en la categoría de cuento, por el trabajo Los días del verano más largo, que inauguró su vida literaria.
Posteriormente ganó el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2011, por Las babas del caracol, y el XII Premio Internacional de Narrativa Ignacio Manuel Altamirano 2015 con la obra Archipiélagos. También ganó el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero 2018 por De las sombras, por nombrar sólo algunos de los más importantes.
En Casa Futura tiene publicado el libro Estado larvario del peligro donde en algunos cuentos podemos ver su formación como antropóloga, con personajes explorando misteriosos rituales y usos y costumbres en pueblos antiguos y alejados de las grandes ciudades. La atmósfera que consigue se va tornando ominosa y uno sale de la lectura sintiendo que transgredió un espacio sagrado, ajeno, una frontera entre lo real y lo irreal que quizá no se debió cruzar.
Así que sin más, los invito a que la lean y que difundan su obra, que sus lecturas sean felices, y tétricas.
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¿Cómo fue tu descubrimiento de la lectura y de los libros?
En casa de mis padres nunca hubo una gran biblioteca pero aún así fui siempre una lectora voraz. Leía todo lo que me caía entre las manos, desde el Selecciones hasta las enciclopedias. Mi abuela, en cambio, tenía muchos libros. Ahí me topé y leí, durante las visitas a su casa, libros a los que no habría tenido acceso de otra forma.
¿Cuál dirías que fue la razón principal que te convirtió en lector?
No lo sé, pero quizá mucho de eso se lo debo a mi madre, que me acostumbró a escuchar la lectura de cuentos desde que tengo memoria. Era una rutina de antes de dormir, pero como yo era insaciable mi madre decidió grabar casettes con esos mismos cuentos, que yo escuchaba una y otra y otra vez. También es cierto que fui una niña más bien tímida que siempre encontró en los libros una compañía benévola a la que no le debía explicaciones. Los libros no me juzgaban y eso siempre lo agradecí.
¿Recuerdas qué te atrajo del primer libro leído por elección propia?
Ya dije que leí mucho de muy pequeña, así que lo primero que quise leer yo misma, todavía muy niña, fueron las versiones no tan rosas de los cuentos de hadas. Mi favorito era Los zapatos rojos de Hans Christian Andersen. Lo leí miles de veces. Me gustaba porque era un cuento cuyas imágenes me causaban a la vez espanto y fascinación. ¿Cómo olvidar aquella del verdugo que le corta los pies a la protagonista, la del ángel con la espada flamígera que le impide el paso al cementerio o la de los pies cortados que siguen danzando con los zapatos puestos?
¿Tienes algún ritual/preferencia/técnica específica para leer?
Ninguno. Me he acostumbrado a leer a cualquier hora, en cualquier formato. Por otro lado, necesito leer un rato antes de dormir, de lo contrario no logro conciliar el sueño.
¿Qué lees ahora y qué te llevó a elegir dicho texto?
Leo mucho y de todo. Ahora mismo estoy leyendo una novela de Marina Tena, una autora española que me parece fantástica. Es un libro sobre brujas, que es una de las figuras que más me apasionan. Además de eso acabo de terminar la lectura de un texto más bien académico sobre la figura de la madre siniestra y una relectura de El quinto hijo, de Doris Lessing, ambos para una sesión que debo impartir en un curso.
En tu formación como escritor, ¿qué libro/escritor ha tenido mayor influencia en tu obra y por qué?
Es una pregunta difícil porque cada libro que he escrito ha tenido en su momento sus influencias, algunas de las cuales han sido intencionales y otras no tanto. Si tuviera que nombrar un libro de entre los que más me han influido de manera consciente, y cuando era yo muy, muy joven, sería Tiene la noche un árbol, de Guadalupe Dueñas. Me asombraban, me siguen asombrando, su peculiar sintaxis, sus temáticas y sus atmósferas macabras y lóbregas. Quise escribir como ella desde el primer instante. Otra autora a la que admiro profundamente es la francocanadiense Anne Hébert. De más joven leía y releía sus novelas impresionada por la riqueza de su lenguaje, su ritmo y su cadencia, y me preguntaba cómo y si podría yo escribir algo así alguna vez.
¿Cómo te decantaste por el género favorecido por ti a la hora de escribir?
La cuestión de los géneros no es algo que me preocupe mucho. No sé en qué género se ubica lo que escribo. Me interesa explorar los aspectos más oscuros de lo humano y eso a veces hace que lo que hago se acerque al terror, lo que me parece natural, ya que los recursos del terror permiten ahondar de manera muy eficaz en esas zonas de sombra, pero no creo que todo lo que hago pueda o deba ser catalogado como terror. Creo más bien que siempre me he dejado llevar por ciertas obsesiones temáticas más que por encajar en un género. En cuanto a la forma, desde luego que me decanto por la narrativa. Me encantaría escribir poesía pero no me siento calificada para ello. La narrativa es lo que se me da de manera más natural.
¿Qué personaje literario ha marcado tu construcción de personajes y cómo ha sido eso?
Ninguno en especial, aunque durante mucho tiempo usé el seudónimo de Sufiya Zinobia para enviar textos a concursos. Sufiya Zinobia es un personaje de la novela Vergüenza de Salman Rushdie, un ser terrible, indefenso y monstruoso, víctima y victimario a la vez. Eso me lleva a pensar en otros dos personajes que me fascinan: Gregor Samsa y la criatura de Frankenstein. Supongo que en general me atraen los personajes monstruosos y dolientes que se buscan en la mirada de los otros aunque allí sólo encuentren dolor.
¿Cómo sucedió la escritura de tu primer texto?
Ya no recuerdo. Empecé a escribir sin pretensiones de escritura profesional, porque me gustaba, porque sentía la necesidad de hacerlo y quería probar si yo también era capaz de construir un mundo propio. Empecé a acumular cuentos así, casi sin darme cuenta.
Si pudieras reescribir tu primer texto, ¿qué harías diferente/igual y por qué?
Dicen por ahí que los textos no se terminan sino que se abandonan y quizá por eso mismo la tentación de la reescritura siempre está ahí. Soy obsesiva, corrijo muchísimo, así que si leo cualquier cosa de lo que he escrito en el pasado (no sólo lo primero) siempre encuentro erratas, frases que podrían haber sonado mejor, temas que pude haber desarrollado de otra manera, así que prefiero no pensar en ello.
¿Tienes algún ritual/preferencia/técnica específica para escribir?
Ritual como tal, no, pero me gusta escribir por las mañanas. Lo que mejor resultado me da es trabajar casi con un horario de oficina: sentarme a las nueve y de ahí trabajar unas seis horas con una pausa para comer. Detesto trabajar a ratitos. No encuentro en ello la necesaria concentración. En términos más técnicos, tomo notas de las ideas que tengo para cuentos o novelas y me gusta vislumbrar los finales de mis historias mucho antes de escribir el resto. Supongo que eso me sirve de horizonte y de brújula.
¿Cómo sucedió tu ingreso al mundo editorial?
El primer libro que me publicaron (una colección de cuentos) fue resultado de un concurso literario en el que obtuve el primer lugar en la categoría de autor joven en un concurso nacional de cierto renombre que ahora ya no existe. En su momento fue importante para mí porque me hizo darme cuenta de que lo que escribía podía ser interesante para alguien más y eso me impulsó a seguir escribiendo. Ahora que lo pienso, más o menos la mitad de lo que he publicado ha seguido ese mismo camino, el de los concursos, quiero decir.
¿Cómo imaginas el mundo de la edición en los siguientes años?
No soy muy optimista al respecto. Las grandes editoriales acaparan el mercado y no es fácil para las pequeñas colocar sus libros o hacer que encuentren lectores. También creo que de alguna manera se apuesta cada vez más por el alcance comercial (incluida la construcción de la figura mediática del autor) que por la calidad literaria. No creo que esto vaya a cambiar mucho.
Dadas las posibilidades editoriales futuras, ¿crees que tu propia obra tendrá un cambio sustancial en sus perspectivas/alcances?
No lo sé. Prefiero no pensar en ello e intentar concentrarme en la labor de escritura, que es a fin de cuentas lo único que sé hacer.
¿Cuál quisieras que fuera tu legado en la literatura?
Hablar de legado me parece pretencioso. Me conformo con que los lectores no sientan que han sido estafados cuando compran y leen alguno de mis libros. Si además opinan que el libro está bien escrito y tocó alguna fibra en ellos, pues qué mejor.
¿Qué le recomendarías a un autor que apenas comienza y que te ve como inspiración?
Que lea, lea y lea. Que en esas lecturas vaya identificando poco a poco a los autores, temas y atmósferas a los que aspira a parecerse. Que pruebe luego a empezar a escribir y que sea constante y paciente. Que observe y sea fiel a sus obsesiones y que no olvide que se puede afinar la técnica pero lo que hace tuya tu escritura es una forma particular de ver el mundo y de relacionarte con el lenguaje. Que las mejores estrategias de escritura son las que funcionan para ti.
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