POÉTICAS PERSONALES: ERANDI CERBÓN

 

 

Erandi Cerbón Gómez es periodista cultural. Escribe, para Milenio, una columna de opinión de corte cultural. 

En lo que a mí respecta, esta columna: IGITUR, es una de las mejores en el panorama de la crítica del país, y muy importante porque la autora es una joven pluma que consolida, día a día, una trayectoria sólida en el periodismo. 

En México, actualmente, muchos tenemos la impresión de que hay una carencia de verdadera crítica. Erandi identifica atinadamente este faltante al problema consabido de la lectura empobrecida, no sólo aquella analítica: provista de las herramientas lingüísticas, textuales, contextuales e históricas; sino del acceso al libro o a los materiales textuales, el sistema de mercado de la industria editorial, las disparidades culturales en una población que invierte demasiado tiempo en procurarse el sustento diario para sí y para los suyos. 

Igitur, latín para por lo tanto, también es el título de un texto en prosa de Mallarmé, extraño, poética de la pureza creativa, exploración de lo que sería el texto, el poema como colección de versos y algo más, inefable, y que sólo un lector puede crear en el momento mismo de la lectura. 

Así entonces la columa de Erandi, bien nombrada, propone vericuetos lectores a lectores, exploración de universos hechos de letras, apunta hacia estéticas que estallan y se conforman solamente en la mente de quien las contempla y estudia.

La columna de Erandi, que acumula ya varios años de existencia, es diversa en su lectura de autores disímiles, que pueden ir de Lovecraft a Saki, pasar por artistas como Giacometti, regresar hacia la literatura hispanoamericana para hablar de Restrepo o Bolaño, o de los últimos premios literarios y novedades editoriales. Todo, me parece, siempre con una mirada acuciosa, aquella que busca develar para todos la belleza del arte y del texto. 

 

Los invito a descubrirla y que sus lecturas sean felices.

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¿Cómo fue tu descubrimiento de la lectura y de los libros?

Mi madre trabajaba en el Instituto de Cultura en Cuernavaca que tenía una biblioteca repleta de libros para niños donde pasaba mucho tiempo mientras la esperaba; nadie me impuso leer, fue algo que sucedió porque estaba rodeada de elementos para hacerlo. 

 

¿Cuál dirías que fue la razón principal que te convirtió en lector?

No sabría. La lectura uno la descubre casi sin darse cuenta. Gracias por referirte a mí como lectora: escribo porque leo y no viceversa. 

 

¿Recuerdas qué te atrajo del primer libro leído por elección propia? 

Cuando era pequeña me motivaban los cuentos ilustrados, ese lenguaje en imágenes con frases cortas. Después vendrían las novelas donde el lenguaje además de figurativo ya sería critico. 

 

¿Tienes algún ritual/preferencia/técnica específica para leer? 

Es algo que ocurre como parte de lo cotidiano. A veces resulta circunstancial, en otras ocasiones, hay un orden que surge durante el día. Vivimos tiempos donde uno no debería depender de nada para llevar a cabo su labor creativa, de lo contrario quizás no ocurra. 

 

¿Qué lees ahora y qué te llevó a elegir dicho texto?

Entre un libro para comentar en mi columna y otro, estoy leyendo una antología poética de Concha Méndez que se llama Entre sombras y sueños. Con sus versos descanso la cabeza. 

 

En tu formación como escritor/periodista, ¿qué libro/escritor ha tenido mayor influencia en tu obra y por qué?

No hay sólo un libro ni un autor, son todos. A escribir se aprende escribiendo y el pensamiento se forja leyendo. 

 

¿Cómo te iniciaste en el periodismo cultural?

Tuve la oportunidad de acercarme al periodismo por una serie de circunstancias, entre ellas que alguien supo reconocer que en mí había el gusto, el interés y la capacidad de ejercerlo. 

 

¿Cómo sucedió la escritura de tu primer texto?

Desde la ingenuidad, no dimensionaba la responsabilidad que implicaba publicar algo. En aquel entonces utilizaba muchas bibliografías, comenzaba a formar un estilo y fue a través de referencias como poco a poco he logrado que los discursos sean propios. 

 

Si pudieras reescribir tu primer texto, ¿qué harías diferente/igual y por qué?

Nada modificaría. Sin duda hay una deficiencia técnica inherente al iniciar con el oficio y nombres, personas y cosas pueden confundirse, pero mientras uno no equivoque las ideas lo otro se enmienda con tolerancia del lector. 

 

¿Qué concepción tienes del mundo editorial actual?

Una triste: que por la necesidad de prevalecer descuida su calidad y se sesga. 

 

¿Qué crees que haga falta para que en México haya verdadera crítica literaria?

Valga la redundancia: lectura y críticos. 

 

¿Cómo imaginas el mundo de la edición/periodismo cultural en los siguientes años?

Digital. Sin embargo, espero que haya quienes preserven los materiales impresos y que no por lucrar con contenidos que “vendan” abandonen la cultura. 

 

Dadas las posibilidades editoriales futuras, ¿crees que tu propia obra tendrá un cambio sustancial en sus perspectivas/alcances?

Sí, habrá de buscar su inclusión evitando perder el carácter, pero no es evidente cómo tengo que proceder para que esto pase. 

 

¿Cuál quisieras que fuera tu legado en la escritura?

Una critica seria (como la que Teresa del Conde y Raquel Tibol hicieron con respecto al arte) que jamás cediera en ser otra cosa, aun cuando estuviera en peligro de no tener ninguna difusión.

 

¿Qué le recomendarías a un autor que apenas comienza y que te ve como inspiración?

Que escriban como viven o vivan como escriben. 

 

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