PALABRAS EN PRENSA: BOLETÍN FONDOS EDITORIALES DE LOS ESTADOS

 


Hace algunos años, tuve la fortuna de ganar un Certamen de Narrativa que me permitió publicar un pequeño libro de cuentos de corte policiaco (tendrá su propio entrada en el blog y hasta podrá ser descargado libremente). 

Estos cuentos, hermanados por la figura de un detective sin nombre, migrante mexicano en EUA, buscador del sueño americano y defensor de los marginados del mundo, puños duros y valor a prueba de bala, surgieron de mi obsesiva lectura juvenil de dos vertientes del género negro. 

En primer lugar, la trilogía de R. Daneel Olivaw de Isaac Asimov (The caves of steel, The naked sun, The robots of Dawn) en la que se combinaba, de manera magistral a mi parecer, la ciencia ficción y la novela de detectives (cuántas veces he participado en concursos usando el pseudo Daneel 😅). En cierto modo, estos libros me convirtieron de ser sólo lector de cifi y fantasía a ser lector del género negro también.

En segundo lugar, mi afición por Elmore Leonard, desde Gold Coast, La Brava, Freaky Deaky, Rum Punch, Get Shorty (mi favorita); y mi pasión por el trabajo lingüístico, así como sus tramas rocambolescas, de James Ellroy en Black Dahlia, L. A. Confidential (que seguro inspiró mi propio título), White Jazz o American Tabloid

Como todo autor que comienza y que sueña con hacer su vida de escribir, imaginé que ese incipiente librito me abriría grandes puertas. No abrió las grandes, sin duda, pero abrió algunas que me gustaría recordar: Mauricio Carrera, prolífico novelista mexicano, prologó el libro; y esta entrada en el Boletín del Fondo Editorial de los Estados, donde se me invitó a disertar en torno a mi poética. Un ensayito que ahora releo con curiosidad y hasta admiración (cosa rara para un lector que relee su obra juvenil).

Desde entonces el tema me apasiona, como atestigua este blog, y comparto aquí el archivo digital de la revista para el archivo de la posteridad electrónica y para el disfrute de los curiosos del mundo (lean a partir de la página 54). 

Que sus lecturas sean felices.

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